Tomarse un avión de KLM para viajar a Europa implica pasar obligadamente por Schiphol, el Aeropuerto Internacional de Amsterdam, del que ya hablamos en el post que podés leer haciendo click aquí.
Aunque viajes hacia o desde otro punto de Europa, si el tiempo entre un vuelo y otro te da, existe la posibilidad de salir de la terminal aérea y llegar hasta la ciudad, aunque más no sea para dar una vuelta y conocer. En mi caso, fue al regreso, con una escala de varias horas por delante, que aproveché para tomarme el tren y llegar hasta Amsterdam Centraal, que es el monumental edificio que se ve allá atrás.
Estuve poco tiempo, pero lo aproveché al máximo, caminando lo más que pude las callecitas, y metiéndome por los canales (que son muchos), hasta llegar a alguna que otra placita.
Obviamente me faltó mucho por recorrer, pero lo que vi fue suficiente para saber que quiero volver y pasar un par de días en este lugar para explorarlo en detalle.
Amsterdam puede recorrerse a pie.
En transporte público…
Se puede pasear en auto…
Se puede navegar por los canales…
Pero claramente el medio de locomoción por excelencia, es la bicicleta.
Por si no les quedó claro…
Hay canales por todos lados, a cada paso.
Algunos son más angostos y parecen de cuento.
Otros parecen avenidas de agua.
Pero los puentes…. los puentes son impagables!
Y pasar por abajo de ellos, ni te cuento!
En las orillas, los edificios tienen su arquitectura tan particular.
Son todos elegantes, pero algunos además se adivinan importantes.
Como el Palacio Real, en la Plaza Dam.
La cúpula, imponente, bien merece su foto exclusiva.
Al lado de la monarquía, muy cerquita a un costado de la plaza, la religión.
Bueno ok, la de la iglesia también.
Un poco más alejado está el Museo de Arte. No es el único, Amsterdam está llena de museos y hay para todos los gustos.
Claro que también hay edificios más comerciales.
Están los hoteles
Los restaurantes
Y bueno, también hay carritos para los panchos…
Amsterdam es una ciudad a la que tengo que volver, para caminarla toda.
O incluso mejor, para bicicletearla.
Si tenés oportunidad, no te la pierdas vos tampoco.
Esos puentes merecen ser visitados.
Y esas calles, ser recorridas siguiendo los rieles del tranvía.
Siempre con cuidado de no meterse en una bicisenda.
Pero disfrutando las vistas.
Allí está Amsterdam, esperando ser visitada. Ya volveremos.