Santa María Tonantzintla: La Iglesia Indígena Mexicana.

Se sabe que México es un país donde abundan las iglesias, pero no solo llama la atención el gran número y concentración de templos religiosos, sino que algunos de ellos presentan particularidades puntuales que hacen especiales; y en casos como este, únicos en el mundo.

La iglesia Santa María de Tonantzintla se encuentra en el pueblo que le da nombre, a unos pocos minutos de viaje desde San Pedro Cholula, ciudad que visitamos y cuyo post podés leer haciendo click aquí. Fue declarada monumento histórico en 1933 y no podía ser de otra forma, a juzgar por lo que este edificio representa.

Lamentablemente no les puedo mostrar imágenes del interior, ya que la toma de fotografías está prohibida, pero al ingresar uno no puede dejar de sorprenderse. Incluso en nuestro caso el guía nos hizo entrar de la mano, con los ojos cerrados hasta llegar frente al altar, para potenciar aún más el impacto al abrir los ojos.

Al hacerlo, uno inmediatamente se da cuenta que no está en una iglesia tradicional. Santa María de Tonantzintla es la máxima expresión del arte barroco indígena mexicano, conocido también como novohispano, y eso se nota a simple vista, ya que no hay una sola imagen católica tradicional. Muy por el contrario, todas tienen claros rasgos indígenas, destacándose  los niños con penachos y los ángeles morenos, y por sobre ellos uno que cae cabeza arriba desde la cúpula, supuestamente representando a Lúcifer en el momento que es expulsado del cielo por revelarse ante Dios.

El decorado es extremadamente intenso, tanto en lo cargado como en los vivos colores que se utilizaron, y está también muy ligado a la agricultura como dan cuenta las mazorcas de maíz, las flores y los diferentes frutos tropicales típicos mexicanos representados. Esto hace recordar al visitante que en este mismo lugar, antes de la conquista española, los habitantes veneraban a Tonanzin, Nuestra Madrecita, deidad ligada al maíz que luego fue sustituida por la Virgen María.

La construcción de semejante obra de arte tuvo una duración por demás prolongada, extendiéndose del siglo XVII al XX. Incialmente se levantó una pequeña nave rectangular con fachada sencilla, y luego se fueron agregando la torre, la cúpula y las naves, para llegar a la iglesia que vemos hoy día.

Entre todas las iglesias mexicanas, esta es un imperdible de tu próximo itinerario. A agendarla entonces, ya que visitarla en persona será la única forma que hay de admirar este templo con su decoración tan particular.

Y cuando la hayas visitado, acordáte de pasar por el post y comentar con tu experiencia!

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