El día comenzó muy temprano con el despertador sonando a las 6 am porque el taxi estaba pedido para las 7. Estábamos alojados en el hotel Fiesta Inn de Playa del Carmen (link al post) y teníamos que abordar un avión que partía del aeropuerto de Cancún (a casi 70 kilómetros de distancia) a las 9:30 hs.
El tramo terrestre de la travesía nos tomó poco más de 40 minutos. Con los boarding pass en mano (ya que habíamos tenido la precaución de imprimirlos en el hotel, cuestión fundamental cuando viajás en una low cost a menos que hayas contratado el servicio de impresión en el aeropuerto) nos dirigimos a los mostradores de check in para despachar el equipaje.
El único inconveniente que hubo al hacer seguridad fue que se tuvo que frenar la cinta transportadora porque la tira de una mochila se enganchó en el sistema, con lo cual aprovecho a aconsejar poner siempre las mochilas en una bandeja para evitar este tipo de eventos, algo que yo mismo no acostumbro hacer pero que de aquí en más tendré en mente.
A esa hora de la mañana amenizamos la espera en un aeropuerto de Cancún casi desierto tomando un chocolate frío con churros en uno de los pocos locales abiertos, y bien alejado del gate que nos correspondía. Cuando escuchamos el llamado a abordar para los VIPs comenzamos a prestar atención, pero no hubo más llamados por altoparlantes, así que nos acercamos y comenzamos el abordaje sin más trámite.
Salimos a plataforma a través de la rampa que se ve en la foto y como nuestros asientos eran de numeración alta dimos una vuelta por el costado del avión, pasando por debajo de su ala para abordar por la puerta trasera.
La copiloto fue la encargada de dar los anuncios por altoparlante, tarea a la que se abocó con evidente falta de ganas y en un inglés inentendible. El día estaba nublado y hubo que soportar algunas turbulencias durante el despegue. Finalmente el capitán anunció que se habían alcanzado los 10000 pies, lo cual funciona como una luz verde para que la tripulación comience con la venta abordo.
No daré mayores detalles del servicio low cost ya que eso ya lo puntualicé en el reporte del vuelo hacia Cancún, que podés leer haciendo click aquí. La buena noticia es que ese día había llovido en Ciudad de México, causando la dispersión del smog y por ende, posibilitando que el paisaje se viera bien nítido y salieran fotos aceptables desde el aire.
Para el momento en que aterrizamos ya brillaba el sol de nuevo, así que tuvimos un touch down sereno y sin complicaciones.
Tal como sucedió a la ida, la tripulación anunció la cinta por la que se entregaría el equipaje, con la diferencia de que esta vez sí acertaron. Igualmente hubo que esperar unos 20 minutos para poder reencontrarnos con nuestras valijas ya que la cinta era compartida con el vuelo proveniente de Mérida que había llegado primero.
Así llegamos nuevamente a CDMX para seguir disfrutando el último tramo de las vacaciones. Muchísimo por contar aún sobre Playa del Carmen, México y sus alrededores, así que te invito a seguir pasando por Ahicito Nomás para enterarte!