Hace unas semanas atrás te contaba sobre nuestra visita a la Reserva Natural Punta Loma, en las afueras de la ciudad de Puerto Madryn. Allí se puede apreciar gran cantidad de fauna desde un mirador que nos da una vista alucinante de los acantilados.
Y de sus particulares inquilinos: los lobos marinos de un pelo.
Es habitual encontrarlos en zonas como esta, reparadas pero a la vez con fácil acceso al mar, ya que las crías se lanzan a nadar desde muy chiquitas, con apenas 15 días de vida.
Se nota a simple vista que a estos animales les encanta el agua.
Juguetones, esperan la ola. Y la ola llega.
Y no les hace problema alguno la furia con la que el mar golpea las piedras.
Pero eso sí, cuando es hora de descansar prefieren tirarse al sol y esquivar la marea que sube amenazante, al punto de quedar unos encima de otros.
¿Estás cómodo vos?
Y no somos los únicos en deleitarnos con este espectáculo: las gaviotas aterrizan cerca y miran fijamente el agua, aunque más que divertirse con los lobos marinos sospecho que están al acecho en busca de comida.
Casi como si fuera un aeropuerto, las gaviotas gozan de señalización que les indica hacia dónde va el viento al momento del aterrizaje y despegue.
Adentro del agua, sin embargo, poco importa el viento de superficie.
Y mientras unos nadan y disfrutan de la playa, siempre está el malhumorado que le protesta a los vecinos.
Desde arriba, y en otras épocas, el guardafauna observaba todo atentamente desde su precario refugio.
Saliendo de la reserva, el camino nos lleva hacia el Cerro Avanzado, antes de emprender el regreso a la ciudad.
Un lindo y recomendable paseo por el sur argentino. Más si te toca un espectacular día de sol como nos pasó a nosotros. Nada de quedarse encerrado en casa mirando por la ventana.
Espero que hayas disfrutado de la recorrida por Punta Loma. Cuando estés por Puerto Madryn, agendátelo: no dejes de ir!