Al planear el viaje a San Juan y mirar el mapa de la provincia uno nota al instante que, de querer visitar los Parques Ischigualasto (más conocido como Valle de la Luna y del que ya hablamos en el post al que podés acceder haciendo click aquí) y el Parque Talampaya, será recomendable alojarse en un punto cercano a ambos.
En nuestro caso, optamos por parar en Valle Fértil, y dentro de esta ciudad, en el Hotel Rural Luna del Valle.
Ubicado camino al dique, el Hotel Rural está atendido por su dueño Daniel, que es muy cordial y está siempre predispuesto a brindar consejo sobre actividades a realizar en la zona, como así también para solucionar cualquier inconveniente que se te presente durante la estadía.
Las habitaciones están ubicadas al fondo del establecimiento, flanqueando una galería y un pequeño parque que le da un aire realmente rural al lugar. Los cuartos son pequeños, pero no por eso dejan de ser cómodos. Suficiente para descansar un poco entre excursión y excursión, las que suelen ser cansadoras por lo extensas de las distancias que hay que recorrer para llegar.
La limpieza en general es un punto a favor, que compensa lo pequeño del baño.
El Hotel Rural cuenta con un pequeño estacionamiento al que se accede por el pasillo del costado, y tiene también wifi en las habitaciones, algo muy raro de encontrar en la zona. De hecho durante nuestra estadía tuvimos algunos inconvenientes en este sentido, que terminamos solucionando avisándole a Daniel para que reseteara el modem, o bien, aprovechando el wifi del salón delantero, donde funcionaba bastante bien.
En el salón del frente es donde se toma el desayuno también. No estoy seguro de si fue por alojarnos fuera de temporada, o si lo tienen como algo habitual, pero el desayuno tuvo la particularidad de que lo pedíamos el día anterior, para la hora en que lo quisiéramos. Algo muy práctico considerando que a veces para llegar a alguna excursión hay que levantarse bien temprano.
La curiosidad del desayuno era la mermelada de alcayota, que resultó rica aunque fibrosa, como así también el pan con chicharrón. Además había la tradicional manteca para untar al pan, y algo de fiambre para armar sandwichitos. Todo servido individualmente en la mesa correspondiente.
Sin lujos, el Hotel Rural Luna del Valle hace honor a su nombre y es una buena opción para alojarse en esta zona.