Quienes pasen por la ciudad de Rosario en estos días aún están a tiempo de visitar la muestra «Fontanarrosa… el mayor de mis afectos», en el Galpón 13 del Parque Nacional a la Bandera, donde se lo recuerda a diez años de su fallecimiento.
Roberto Fontanarrosa fue uno de los humoristas gráficos más importantes que tuvo la Argentina y sus miticos personajes son parte ya de la cultura popular nacional. El más famoso sea quizá el irreverente gaucho Inodoro Pereyra, siempre acompañado de su perro Mendieta, que por supuesto no podía faltar en el evento conmemorativo.
De hecho Mendieta ha sabido ganarse su lugar propio y tiene al fondo del salón una amplia zona dedicada a sus esculturas, pintadas por diferentes personalidades que han querido participar rindiendo homenaje a su autor.
Así encontramos por ejemplo al «Mendieta rockero»
O a este otro anónimo y pintado con su clásica frase «Qué lo parió!» en un trabajo artístico destacado por el nivel de detalle.
La muestra recorre un poco la vida y obra del Negro Fontanarrosa pero se centra también en el afecto que el público y colegas le tenían. Y es muy recomendable incluso para ir con los chicos, especialmente ahora que están de vacaciones de invierno, porque hay una muy buena cantidad de actividades interactivas para realizar, que de una u otra forma acercarán a los más pequeños a este emblema de las letras y dibujos rosarinos que, lamentablemente, no llegaron a conocer en vida.
Se puede dibujarlo a Mendieta y colocar el resultado en un panel al fondo del área dedicada a sus esculturas; se le puede escribir una carta al Negro, quizá inspirándose en las que le han escrito reconocidos amigos suyos para la ocasión; se puede hacer alusión al artista en el acróstico interactivo; y hasta se puede vivir la pasión del fútbol como él la vivía por su querido Rosario Central.
Pero la actividad que más me impactó fue la que te permite crear una película animada y verla ahí mismo en la computadora. Al que se le ocurrió esto lo aplaudo de pié, porque el interés que vi que generaba y los resultados de las películas son realmente excelentes. Los chicos estaban encantados, y yo también!
La muestra pretende «hacerte vivir Fontanarrosa», y en mi opinión lo logra. Sus viñetas, diseminadas por todo el predio te sacan más de una sonrisa, sino una carcajada, y el stand que recrea su ámbito de trabajo te deja la sensación de que salís de allí conociéndolo un poco más.
Con una esclerosis diagnosticada unos años antes, en 2006 el Negro hizo el anuncio de que dejaría de dibujar, pues su mano ya no le respondía. Lo hizo a través de una carta dirigida a sus lectores, donde indicaba, fiel a su estilo, que se apoyaría en excelentes artistas que además eran amigos, para proseguir con su obra. Así sus historietas fueron a parar al lápiz de Crist, de quien dice que dibuja mejor que él, y la saga del mítico Inodoro Pereyra quedó a cargo de Oscar Salas.
Pero lo más complicado de emular su estilo sería quizá el trazo en las letras, pues Fontanarrosa escribía con una caligrafía muy particular y característica. El diseñador Eduardo Rodriguez Tunni fue quién dio la solución, ya que al ser férreo seguidor del dibujante había dedicado años a reproducir su tipografía, y así la cedió, bajo el nombre de ANARROSA FONT para que los personajes del Negro siguieran teniendo voz en las manos de Crist y Salas.
Antaño, al Negro Fontanarrosa se lo podía ubicar en el Bar El Cairo de Rosario, del que era habitué y al que convierte en escenario literario en varios de sus cuentos. Hoy una réplica del bar invita a charlas donde diferentes personalidades lo recuerdan en una mesa de café.
La muestra homenaje a Fontanarrosa es un imperdible de Rosario en estos días. En lo que resta de julio se la puede visitar de miércoles a domingos, de 14 a 18 hs. Y durante agosto, en el mismo horario, pero sólo durante los fines de semana.
Una excelente opción para conocer un poco más al Negro y su obra; y recordarlo como corresponde. Desde aquí, una humilde colaboración de Ahicito Nomás para el recuerdo de este querido artista rosarino, con su discurso sobre las malas palabras durante el III Congreso de la Lengua Española, realizado en Rosario en 2004.