Si alguno de los lectores es oriundo o vive en el pueblo de Las Cuevas, en Mendoza, posiblemente al leer este post me putee. Es que quizá el mote de «pueblo fantasma» suene mal, a sitio abandonado, sin población estable ni mucho menos servicio alguno, y en este caso eso no se da del todo; pero el primer acercamiento que tuve (incluso antes de viajar) fue el comentario de un amigo «y está el pueblo fantasma justo antes de cruzar la frontera», y estando allí no pude evitar recordar esas palabras.
Se trata de un muy pequeño pueblo ubicado sobre la Ruta 7, y es justamente el último asentamiento del lado argentino antes de cruzar la frontera hacia Chile por el túnel internacional. Desde allí, además, parte el camino que sube hasta el Cristo Redentor, desde el cual se tiene esta espectacular vista aérea de Las Cuevas.
Este sitio es parte de la excursión de alta montaña con la cual lo visité, ya que es el punto donde, luego de descender del Cristo, paramos a almorzar en un restaurant. Es decir que el pueblo no es tan fantasma, hay lugares donde parar a comer y hasta para pasar la noche, como no podía ser de otra forma si consideramos su ubicación estratégica y los paisajes espectaculares a su alrededor que lo hacen atractivo también para el turismo.
Pero revelde como soy turísticamente hablando, yo no participé del almuerzo en el restaurant, sino que apuré una vianda que me había llevado por mi lado y salí a recorrer el pueblo cámara en mano.
Si bien no encontré datos del censo del 2010 (se cambió la metodología y no pude desglosarlos por localidad), en el censo del 2001 se habían registrado en Las Cuevas apenas 7 habitantes. Enorme diferencia si consideramos que durante el censo anterior, en 1991, el INDEC había contabilizado 56. En el medio, pasó el tren (o mejor dicho, dejó de pasar).
Las Cuevas funcionó como una estación del ferrocarril que cruzaba a Chile hasta el año 1984, y en los datos de los censos se ve claramente cómo las posibilidades dentro del pueblo, una vez cortados los servicios ferroviaros, comenzaron a mermar. Seguramente antes de esa fecha la población era incluso mucho mayor, pero no encontré datos lamentablemente. La migración no sólo se ve en las estadísticas del INDEC, sino que además está patente en los galpones ferroviarios totalmente abandonados, cuyas fotos ilustran este post.
Y este tipo de cosas es algo que a mi me fascina, así que me pasé toda la hora de almuerzo metiéndome en los galpones buscando ángulos para gatillar la cámara.
El abandono se ve no sólo en la infraestructura ferroviaria en desuso, sino que también se lo nota si intentamos cargar combustible en el auto…
O si nos metemos en lo que eran las antiguas viviendas de los pobladores, la mayoría de las cuales están totalmente destruídas…
…mientras que otros edificios, si bien no están habitables, aún conservan la forma, aunque sea…
Pero ya lo he dicho, en Las Cuevas aún hay establecimientos que funcionan y la verdad que debe ser toda una experiencia pasar la noche en uno de ellos y poder disfrutar del cielo coordillerano y sus estrellas. ¡Ojalá en algún momento pueda hacerlo!
Así finaliza nuestra rápida recorrida por el pueblo de Las Cuevas. Cuando hagas la excursión de alta montaña tendrás la oportunidad de conocerlo vos mismo, y si te gusta (y te dan los tiempos en caso de que hayas almorzado en el restaurant), te recomiendo aprovechar para caminar un poco y tratar de imaginarte cómo se vivía allí cuando todo eso funcionaba a pleno.
Todos los posts del recorrido de Alta Montaña en Mendoza los encontrás en este link.
¡Hasta la próxima!