Enclavada en medio de la Coordillera de los Andes, en la provincia de Mendoza y muy cerca de la frontera con Chile, la Reserva Natural Laguna del Diamante ofrece uno de los paisajes más lindos que uno pueda soñar.
A casi 3300 m.s.n.m., la Laguna Diamante es uno de los principales reservorios de agua dulce de la provincia de Mendoza, de cuya capital dista unos 200 km. El espejo de agua de un increíble color turquesa se posiciona a los pies del famoso Volcán Maipo, ya Chile, y saber eso y contemplarlo tan cerca a uno le genera sensaciones especiales: allí mismo, el General San Martín con su ejército libertador libraría una de las batallas decisivas para la independencia chilena.
Por allí mismo pasa el gasoducto hacia Chile, que atraviesa la coordillera y que fuera construido hace varios años atrás a pesar de las fuertes protestas en contra. Hoy en día el ojo inexperto del turista no puede distinguir las marcas de esa obra monumental enterrada varios metros bajo tierra, y que por encima de la superficie cortó las montañas al medio a fuerza de dinamita y cambiando la fisonomía de la coordillera, pero allí están los carteles, de tanto en tanto, advirtiendo que no debe excavarse sin preguntar.
Allí mismo también se estrellaría un avión de la mítica Aeropostale en junio de 1930, y se desarrollaría una de las primeras historias de supervivencia de la historia aeronáutica argentina, en un escenario paradisíaco pero a la vez tan desolado que convierten a la hisotoria en verdaderamente heróica por sus condiciones extremas. Un monumento conmemorativo del accidente nos lo recuerda, pero esa historia será cuestión de otro post.
A la Laguna Diamante no solo se la puede visitar, sino que HAY que visitarla. Es uno de los lugares más alejados, serenos y hermosos que podrás encontrar. Caminar lentamente, sintiendo y escuchando el viento, es un verdadero placer. Almorzar un sandwich sentado en las piedras a la orilla del agua, uno de los mejores momentos que puedas experimentar.
En la reserva la conservación y la limpieza son primordiales. Sin ser un paso fronterizo, un puesto de gendarmería custodia el lugar, además de los guardaparques que están a cargo. En el puesto de ingreso se cobra la entrada, te toman los datos y te dan una bolsa numerada por grupo, la cual debe utilizarse para almacenar todos los desechos y traerlos de vuelta. Nada de lo que llevemos puede quedar en la laguna. Al regreso, habrá que presentar la bolsa al guardaparques, aún si estuviera vacía.
Por si no te quedó claro con la explicación del guardaparques, hay carteles en los que el mensaje queda clarificado.
Ese puesto en sí está aún alejado de la laguna, por lo que se deberá seguir manejando por el camino sinuoso hasta llegar al segundo puesto, fácilmente identificable por la especie de tambor gigante que hace las veces de refugio para los guardaparques que, alertados de tu llegada, te están esperando para explicarte las normas de la reserva.
Deade allí el camino es en bajada hasta la orilla de la laguna propiamente dicha. Se realiza en auto, con el cual se puede acceder y recorrer la reserva por los caminos dispuestos, hasta tanto nos topemos con un espacio de estacionamiento que marca el fin del camino vehicular.
Uno puede ir a pasar el día o bien quedarse a acampar. En las zonas habilitadas se pueden armar las carpas y hacer fuego. Otra actividad es la pesca deportiva. En sus aguas de deshielo la laguna no tiene peces autóctonos, pero se han sembrado truchas pensando puntualmente en esta actividad. Por supuesto, con un paisaje tan espectacular, la fotografía será también una actividad central. Para finalizar, la reserva sirve de base para quienes pretenden escalar el imponente Volcán Maipo.
Hacia uno de los extremos uno podrá encontrar la naciente del Río Diamante, que debe su nombre a la laguna. La laguna, a su vez, debe el propio al reflejo del Volcán Maipo que, siendo de forma triangular, se refleja en sus aguas como si fuera la piedra preciosa. También andando por allí se podrá observar la presencia de una segunda laguna, mucho más pequeña, y diferenciable de la principal por su color blanco. Es la Laguna Barrosa, que a juzgar por su apariencia tiene un nombre muy bien puesto.
Durante el invierno la reserva permance cerrada, o más literalmente, enterrada bajo metros de nieve, en un paraje donde el clima es extremo. Pero para estas fechas, a partir de diciembre,los pasos se abren y permanecen así hasta mediados de marzo. Siempre será importante averiguar al respecto con la gente de turismo provincial o con gendarmería. También es necesario consultar el estado del camino, que es muy difícil, y que tendrá también su post aparte.
En definitiva, se trata de un lugar increíble, imposible de describir en palabras. Así que sólo me resta decirles una cosa: vayan y conózcanlo ustedes mismos!