Volando a San Pablo en el «Banana Podrida» de Gol.

Esta vuelta me tocó viajar por trabajo a Brasil y la reserva del vuelo me trajo toda una novedad: sería la primera vez que volaba con Gol Linhas Aéreas; y por supuesto, una excelente oportunidad de contar la experiencia en el blog.

El vuelo en cuestión era el G3 7453 programado desde Ezeiza para las 14:55 y para el que realicé el web checkin el día anterior. En este aspecto debo decir que me costó adaptarme a la página, que ya desde el vamos me tiró un cartel indicando que los vuelos y horarios habían cambiado y que me comunicara con la línea. Sin embargo todos los links con las diferentes formas de contacto te tiraban al mismo lugar: un teléfono que supongo sería una especie de 0-800 de Brasil…

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Falta una media hora aún para la apertura del checkin, pero ya se empieza a formar la cola de pagofacileros.

Siguiendo con el proceso de checkin me encontré con otro problema: los campos para declarar el teléfono de contacto no se correspondían con el formato de los números en Argentina. Nunca quedó claro si era +5411, o +54911 por ser celular, o si iba sin el +, o cómo era que había que ingresar el número. Probé una infinidad de veces durante largos minutos, hasta que alguna de las opciones entró, ya ni recuerdo cuál… En fin, la web es un punto claro a mejorar por parte de las líneas aéreas inteligentes.

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Las escaleras de acceso a los gates están cerradas. Hay que subir por el ascensor o las del otro lado de la terminal.

El día del vuelo pude constatar a través de la web de Aeropuertos Argentina 2000 que el vuelo estaba programado para las 15:15 hs. Ya no tenía sentido cambiar el horario del remis así que me dispuse a llegar temprano al aeropuerto, lo cual fue potenciado porque la autopista estaba prácticamente vacía. Aún así, con el checkin sin abrir (de hecho el personal de limpieza estaba trabajando en el lugar), ya se estaba formando la infaltable cola de pagofacileros.

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Vista del PR-GUO en la manga de la Puerta 1 de Ezeiza.

Sin un lugar donde sentarme en la Terminal A, aproveché el tiempo extra para ir a saludar por algunas oficinas amigas en el espigón, y cuando se hizo la hora volví al checkin para despachar la valija. Durante el proceso de seguridad hubo alguna demora porque nos hacían sacar los zapatos, algo que hacía rato en Ezeiza no me pedían. Lo que sí no hizo falta era sacar la laptop de la mochila, ni tampoco te hacían problema por las botellas de agua. En definitiva, la PSA inentendible: cada vez que volás los requisitos del scanneo son diferentes, e incluso van en contra del resto del mundo, donde pasar con líquidos mayores a 100 ml está prohibido. Eso sí, fotos no eh!

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El detalle de presentación de los asientos de Gol.

Ya en el área de preembarque pagué una fortuna para almorzar un sandwich de miga y una ensalada de fruta y al fin me dirigí al gate más triste del aeropuerto: la Puerta 1, totalmente aislada del resto y donde lo único que se alcanza a ver en la plataforma es el avión que te llevará. En mi caso, era el B737-800 PR-GUO, más conocido en el ambiente como el «banana podrida».

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Ocupando cabecera 11. Estamos listos para el despegue.

Se trata de una aeronave bastante nueva que voló por primera vez en 2012. Aunque no tiene sistema de entretenimiento (ni siquiera tiene pantallas generales para pasar el video de seguridad, así que los TCP están obligados a hacer la demo), entre los asientos hay toma corrientes para enchufar el celular o la laptop.

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Iluminación nocturna del Boeing 737-800 de Gol.

El servicio de abordo consta de un sandwich que puede ser de queso o de pollo, y de una bebida.

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Sandwich de queso y tomate y Coca Cola con hielo para el refrigerio.

El viaje hasta San Pablo dura unas dos horas y media, y aunque no haya sistema de entretenimiento, con un buen libro se me pasó bastante rápido. El GUO estacionó en posición remota y un micro nos trasladó hasta la Terminal 2 de GRU bajo una llovizna intensa. El paso por migraciones fue muy ágil, y sólo tuve que presentar el DNI tarjeta que me vino junto con la primer versión del librito celeste, y el formulario de migración que te entregan en el avión, y que debés guardar para presentar cuando salgas del país.

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Vista del Río de la Plata desde el cielo.

El retiro del equipaje se demoró bastante, y me llamaron la atención las dos chicas brasileñas que se ubicaron en un hueco al comienzo de la cinta, casi asomando la cabeza hacia el exterior por la abertura, en busca de sus preciadas valijas. Por mi lado como mis pertenencias no llegaron en la primer tanda, me alejé en busca de un baño, que antes de salir del área de reclamo de equipaje es inexistente; así que no me quedó otra que esperar.  Controles de aduana no hubo: el agente estaba en su sitio pero ni me miró.

Así comenzaba un viaje corto pero intenso al país vecino. En breve te cuento cómo fue el regreso. ¡Hasta la próxima!

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