Hace unas semanas atrás te conté sobre la visita que hicimos a la torre de control del Aeroparque Metropolitano, donde fuimos testigos del minucioso trabajo que desarrollan allí los controladores, principales responsables de que cada vez que tomamos un avión volvamos a aterrizar sanos y salvos.
Pero por supuesto que semejante oportunidad no se iba a desaprovechar, y aunque el día estaba horriblemente nublado, sacamos la cámara e inmortalizamos a los protagonistas principales del más agitado aeropuerto del país.
Y empezamos con todo. El primer arribo que presenciamos fue el del hermoso MD de Andes.
La vista de la plataforma que uno tiene desde la torre es espectacular. Aquí el push back del PR-MAV de Tam (hoy ya Latam) vista desde adentro de la torre.
Desde la pasarela exterior el proceso se veía de esta manera.
Con tranquilidad, los brasileños se dirigieron hacia la cabecera 13.
Pero tuvo que quedarse en el punto de espera, porque el 737 de Aerolineas estaba muy próximo ya.
Y ahora sí, el turno para despegar.
Mientras tanto en la plataforma se sigue trabajando intensamente.
Mientras algunos esperan la autorización para rodar hacia cabecera, otros maniobran para estacionar en su posición.
Y una vez estacionados y apagados los motores hay que hacer descender a los pasajeros. Es una maniobra que los operadores de rampa hacen con cuidado para no dañar la puertas de las aeronaves; pero no siempre se tiene la seguridad de que los pasajeros se fijen si está ubicada la escalera antes de bajar…
Por la pista, los aviones de Aerolineas siguen llegando.
Y los de Latam despegando…
Lan (con livery viejo) también recibe el OK de la torre, y se apresta a prender sus motores.
En el interín, el primer pingüino, que toca tierra con una sola pata.
Se ve que el tema es el viento, porque el 737 de Aerolineas hace lo mismo.
Hacia el otro lado, Gol y Latam se cruzan en un push back simultáneo.
Pero aunque jueguen una carrera y levanten apuestas, está clarísimo quién despega primero.
Tenías alguna duda..?
Y cerramos como abrimos, con el MD-80 que, ya finalizados sus quehaceres del día, cruzó la pista activa remolcado hasta los hangares.
Era hora ya de despedirnos de nuestros anfitriones controladores, pero nosotros seguíamos con ganas de fotos y aviones, así que de enfermos de la cabeza que estamos nomás, salimos del aeropuerto e hicimos una parada en la cabecera 13. Justo a tiempo para…
Enseguida hizo su aparición otro pingüino…
Que así nos pasaba por arriba de la cabeza…
El LV-CTC había llegado hacía un rato, pero ya se le había hecho hora de volver a partir…
Y lo mismo pasó con nosotros, que teníamos que volver a casa.
Todo esto fue un sábado, y el domingo siguiente amanecimos con un sol espléndido que invitaba a fotear de nuevo, con más y mejor luz. Pero esas fotos las dejamos para un próximo post.
¡Hasta entonces!