En abril pasado aprovechamos un fin de semana para hacernos una escapada hasta San Clemente del Tuyú para visitar las Termas Marinas, que pronto tendrán su post particular. La verdad es que, si bien me fascina la inmensidad del mar, no soy un gran amante de la playa, y la idea de ir a la costa en otoño no me seduce mucho; pero tengo que admitir que San Clemente me sorprendió.

El muelle de San Clemente internándose en el mar durante el atardecer.
Obviamente el buen clima y las temperaturas soportables ayudaron mucho, pero resultó ser un lugar muy agradable para ir fuera de temporada. Por supuesto que la playa no se puede aprovechar como si fuera verano, pero el hecho de que haya muy poca gente también invita a caminarla un poco en tranquilidad, buscar el mejor color en el cielo del atardecer para la foto, y sentarse a disfrutar del ruido de las olas sin que nadie te moleste, hasta que el viento del anochecer te obligue a emprender la retirada.

Un picadito sobre la arena, mientras el cielo se prepara para regalarnos sus mejores colores.
Para mi sorpresa no se trata de una localidad desierta, sino que tiene bastante vida para ir a comer o tomar algo. Hablando con uno de los lugareños, oriundo de San Martín en el conurbano bonaerense y que se había mudado a San Clemente algunos años, nos enteramos de que hay varios factores que dan este efecto.

El puerto de San Clemente, con un cielo lleno de nubes que parecen pintadas al oleo.
Las termas marinas y Mundo Marino funcionan todo el año y atraen público constantemente, y por otro lado, está relativamente cerca de Buenos Aires (al menos comparado con el resto de las playas de la Costa Atlántica). Esto hace que, cuando en otras localidades del partido casi no hay movimiento, en San Clemente haya servicios para el turista durante todo el año.

Vista hacia el otro lado del puerto, con el agua serena formando un espejo perfecto que refleja el azul del cielo.
Tendrá que ser una estadía corta porque las opciones de actividades sin playa son acotadas, pero considerando la alternativa de Mundo Marino incluso puede ser una opción interesante para ir con los chicos. Por el alojamiento no habrá problemas, y para comer uno puede elegir quedarse en el centro, o también ir hasta el puerto (allí donde se encuentra Mundo Marino) y probar las empanadas de lisa o, directamente, algún buen plato de pescado.

A esto le llamo placer: la playa, amplia y desierta, ideal para una caminata en tranquilidad sobre la arena.
Para los que les gusta la pesca también es una buena alternativa para hacer algo diferente y salir de la ciudad por unos días, y claro, llevarse la parrillita para degustar su propia producción. Si lo que se busca, por otro lado, es relajar, las termas no defraudan, pero de esto ya hablaremos más en detalle en otro post.

Los botes atracados en el puerto de San Clemente.
Así que ya saben. Ni siquiera hace falta un fin de semana largo, San Clemente es apta para ir un sábado bien temprano y volver el domingo a la tardecida en una salida relámpago para cortar la rutina. La clave será tener buen tiempo para poder disfrutar de caminar en la arena o por sus calles sin el abarrotamiento de gente que significa la temporada de verano, como este hombre con su hija.

Disfrutando de un paseo por la orilla del mar: a esa hora es sólo posible durante la temporada baja.
Próximamente una serie de posts con más detalles sobre este fin de semana otoñal en la costa. Si te gustan el mar y la arena, no te los pierdas!