No sabría darte una razón específica, pero visitar la capilla del Santo Negro en Colonia produce una sensación inquietante. Para hacerlo, tendrás que alejarte unos kilómetros del casco urbano de la ciudad para llegarte hasta Real de San Carlos. Si estás con vehículo propio o alquilado, podrás salirte del complejo turístico y tomar una ruta alternativa a la costanera, para llegar hasta esta iglesia.
A diferencia de la Basílica de Colonia del Sacramento que, como te conté en el post de la semana pasada, se encuentra en pleno barrio histórico, esta capilla es casi solitaria, a la vera de la ruta, y según me enteré después investigando un poco, antiguamente contaba a su alrededor con un cementerio. Quizá sea ese el motivo del silencio que parece abalanzarse sobre este lugar dándole un aire misterioso. O quizá sea el hecho de que cuando fuimos a visitarla, la capilla estaba en total oscuridad, a no ser por los pocos rayos de sol que entraban por los ventanales. Accionamos las perillas disponibles sin suerte: no había electricidad.
En el lugar no había nadie más que un perro que descansaba echado en el pasto y nosotros. Llegamos a tiempo para ver cómo un hombre se retiraba en bicicleta, pero la oscuridad de la capilla no invitaba a explorarla. O sí. La verdad que ingresar a una iglesia a oscuras fue una experiencia rara, pero a la vez fascinante, por las imágenes de contraste que se revelaban ante nosotros. Así es como sacamos fotos que de ninguna otra forma podríamos haber logrado, como ser los misteriosos rayos en la aureola de la virgen, que se ven como sombras proyectadas en la pared, sin que la imagen tenga nada que pueda provocar el reflejo en sí.
El santo en sí, en algún punto, es casi perturbador. La imagen parece mirarte fijo con sus ojos blancos que resaltan fuertemente contra el negro de su piel y atuendo, y da la incómoda sensación de que está vigilando cada uno de tus movimientos, sin importar hacia qué rincón te dirijas.
La capilla se construyó en 1761 por orden de Cevallos para que fuera un soporte espiritual de las tropas españolas que sitiaban a la ciudad de Colonia, por ese entonces en manos de los portugueses. Se llamó primero «Capilla de San Carlos», en honor al rey Carlos III de Borbón, y luego de «San Benito», por San Benito de Palermo, el primer santo negro de la iglesia católica.
La llegada de la imagen a estas latitudes permanece en el misterio, aunque hay varias versiones sobre el hecho. La más cinematográfica de ellas dice que fue recuperada del Río de la Plata, cuando los indígenas identificaron un bulto que pensaron era un mascarón de proa de una embarcación, pero que resultó ser el santo, supuestamente el patrono de algún buque hundido. Otra teoría indica que fue una morena quién donó los terrenos para que se levantara la construcción, y que fue ella quién propuso que San Benito fuera el santo protector, en honor a su raza.
Según dicen, San Benito operó varios milagros en estas tierras uruguayas, y en épocas de sequía se sacaba su imagen en procesión durante un ritual de llamado a las lluvias en el que hasta se lo podía llegar a enterrar. No sabemos si lo de los milagros es verdad, pero lo cierto es que cuando visitamos el templo a oscuras tuvimos una experiencia casi sobrenatural: mientras recorríamos el edificio cámaras en mano, una de ellas se disparó sin que nadie la accionara. Dos veces. Una de ellas salió la nada misma, pero la primera es una foto que, aunque un poco movida, bien podría ser la toma de un principiante.
Por suerte de eso no me enteré hasta que salí de nuevo al exterior. De haberlo sabido antes seguramente no me habría quedado solo para sacar la foto de arriba. Sin mucho más que hacer ni decir, y aún con una sensación extraña encima, nos subimos al carrito de golf y emprendimos el regreso a la ciudad enfilando hacia la costanera.
Y vos espero que la semana que viene emprendas el regreso a Ahicito Nomás para compartir otro post juntos. ¡Hasta entonces!
Tal cual fue la sensación que sentimos una vez que fuimos y la encontramos de casualidad.
Pero dentro de todo se siente los años que tiene, parece que te transporta de época cuando estás adentro.
Me gustaMe gusta
Es verdad!
Una sensación muy particular entrar en esa capilla.
Gracias por compartir tus impresiones!
Me gustaMe gusta
no me ayuda
Me gustaMe gusta
Hola! Exactamente la musa sensación al entrar. Fui mos este finde semana se Pascua.
Si había luz pero se apagó estando dentro de la iglesia.
Estaría bueno que en el cartel de afuera o en algún rincón de la iglesia describan la historia del San Benito de Palermo.
Me gustaMe gusta
Te la regalo que se te apaguen las luces estando dentro!!! Gracias por pasar y comentar Gabriela!!
Me gustaMe gusta