Desde el cockpit: Subimos al C-17 Globemaster y al C-130.

La última edición de FIDAE tuvo muchos puntos altos, y uno de los más destacados fue poder subir a bordo de los aviones, y en algunos casos entrar al cockpit, ese lugar tan exclusivo y reservado sólo para los privilegiados. En esta oportunidad pudimos subir a dos de los aviones de carga de la US Air Force más emblemáticos.

C17 primer plano

La primer visita fue al C-17 Globemaster, famoso en estas latitudes desde hace unas semanas atrás, cuando la visita del presidente Obama a la Argentina hizo que una importante cantidad de estas bestias llegaran a distinos aeropuertos del país, trayendo el equipamiento de custodia y movilización del presidente. Así se los pudo ver principalmente en Ezeiza, El Palomar y Bariloche, descargando desde vehículos oficiales y de escolta hasta helicópteros, de los cuales, entran cuatro unidades en su interior.

C17 Ventana

Ingresamos entonces por la compuerta trasera e hicimos la cola para poder subir a la cabina de mandos, que como se puede ver aquí, era bastante importante. Finalmente llegó nuestro turno, y subimos por la angosta escalerilla que une el enorme compartimiento de carga con el área de la tripulación. Allí mismo, una especie de claraboya permite ver la bodega sin necesidad de bajar, y a nosotros nos sirvió para constatar que cada vez era más la gente que se juntaba para entrar al cockpit.

C17 Asientos

En ese mismo pequeño compartimiento, donde nos tocó esperar que el grupo anterior terminara la visita, dos butacas que miran hacia atrás sirven para llevar pasajeros en los vuelos del Globemaster. Pero eso era de poco interés; finalmente la espera terminó y pudimos entrar al ansiado cockpit.

C17 Cockpit

La cantidad de perillas y botones es, por supuesto, apabullante. Pero no terminan en lo que ves aquí, sino que si levantás la cabeza hacia arriba…

C17 techo

En el cockpit estaba Johnny, el efectivo de la Fuerza Aérea Norteamericana a cargo en ese momento del avión, quién nos recibió con una sonrisa y la mejor de las ondas. Era ya pasado el mediodía y al ver la cantidad de gente que se había juntado abajo para subir, fueron obligados los chistes sobre el almuerzo, y sobre cómo podía ser que ninguna famosa cadena de hamburguesas hubiera puesto un delivery en el predio.

C17 piloto

Johnny nos contó sobre el itinerario que habían seguido para llegar hasta FIDAE, y le pregunté específicamente si había estado en Buenos Aires con la visita de Obama, pero no, él no fue de la partida que vino desde la Argentina. Luego de la charla, y de esperar que nuestros dos compañeros (éramos cuatro) terminaran de sacarse las ganas sentados a los mandos, fue nuestro turno. En mi caso me tocó el asiento del copilto, que tiene esta vista de los controles.

C17 desde copiloto

Por el contrario, si mirabas hacia afuera por el parabrisas desde el puesto del piloto, esta era la vista que tenías de FIDAE.

Vista FIDAE desde C17

Luego de un momento, pasada la emoción de estar sentado allí, dejamos a Johnny para que pudiera seguir mostrando el avión y, eventualmente, pudiera salir a comer la merecida hamburguesa, y nos bajamos del C-17 Globemaster, para encontrarnos frente al más que conocido C-130.

C130 bodega

Una vez más, subimos al mítico «Hércules» por la compuerta trasera y accedimos al compartimiento de cargas, por supuesto, mucho más chico que el que habíamos visitado recientemente, pero no por eso menos emocionante. Las diferencias entre los dos aviones se dan no sólo en tamaño, sino también en el equipamiento, como ser los asientos dispuestos a los costados de las bodegas, donde en el C-130 son de tela, mientras que en el C-17 tenían mucha más estructura y, por lo tanto, comodidad para sus ocupantes.

C130 asientos

La cola en el C-130 era mucho más chica, por lo que enseguida pudimos acceder a la cabina, que luce de esta forma:

C130 cockpit

Nuevamente dejamos las mochilas a un lado y nos encaramamos en los asientos del cockpit. Esta vez me tocó el lado izquierdo: el asiento del comandante, cuyo puesto es este que se ve acá:

C130 piloto

Una mirada a los comandos centrales, desde el puesto del piloto.

C130 mandos centrales

Sobre el parabrisas, a la altura de la visión de los pilotos, se pueden ver los visores. Mirar hacia afuera por las ventanas es una cosa, pero si lo hacés a través de esos visores te encontrás con esta sorpresa de lineas verdes.

C130 visor piloto 2

Los piltos estaban charlando animadamente atrás con alguien más, asi que no tuvimos oportunidad de preguntar qué era lo que veíamos en el visor. Por las dudas, no me gustaría estar en el punto señalado por la flechita…

Felices

Así pasó entonces la visita a estos dos cockpits, uno de los momentos más emocionantes de la Feria, ya que no hay muchas chances de sentarse en el asiento del piloto de uno de estos aviones. Por supuesto, al bajar estábamos felices y radiantes. Y como Johnny, con hambre, así de ahí nos fuimos a buscar las hamburguesas.

No te pierdas los próximos posts,  hay mucho más de FIDAE para compartir lunes a lunes!

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