Muchas veces pasa que uno se pregunta «¿Cómo será el Caribe?», «¿Cómo serán las playas de Miami?». Bueno, te puedo decir que básicamente las actividades de la gente son las mismas que las de los veraneantes de Mar del Plata, pero hay algunas diferencias.
La primera y más notoria de ellas es la limpieza. Tanto la arena como el agua se ven en general libre de basura, aunque si mirás con atención alguna botella de plástico encontrás.
Por supuesto, también se ve a simple vista que ellos tienen las casillas de Baywatch, una versión desarrollada de las sillitas de nuestros guardavidas.
Como no podía ser de otra manera, los guardavidas también están motorizados.
Hace mucho que no voy a la playa bonaerense realmente, pero tampoco creo que los muchachos practicando kitesurfing sea algo habitual en estas latitudes.
Vayamos entonces por algun parecido, como ser este de las avionetas (sí, leyeron bien, dije avionetas) de publicidad.
Con el detalle claro de que no llevan un parlante que te rompe la armonía cuando vos te querés echar una siesta al sol, sino que te van arrastrando el cartel con la publicidad de turno.
Y si 4000 amantes de la música no pueden estar equivocados, habrá que ir a ese lugar…
Ahora sí, algo que nunca vi en nuestras playas, y que es bien de película, es este llamativo contraste:
De a poco fueron llegando los invitados al casamiento y los asientos comenzaron a llenarse.
Y te puedo asegurar que yo no era al único que le llamaba la atención el evento.
Así es Miami, uno se puede encontrar de todo, en las calles, o en la playa.
Y algo que se convirtió en un rumor constante durante mi caminata por la arena fue el ruido de los aviones que pasaban hacia o desde el Aeropuerto Internacional. El día estaba medio feo, con nubes muy bajas, así que era cuestión de escuchar y mirar hacia arriba buscando, sin encontrar, hasta que al fin algo pude enganchar.
Y con este levantando vuelo, me despido hasta el próximo post.