Mi Bautismo de Vuelo I: Morón – Mercedes en Cessna 150

El sábado 19 de diciembre de 2015 es un día que quedará marcado en mi memoria. Fue un día especial, en el que después de mucho tiempo pude cumplir el sueño de volar, pero no como un pasajero habitual como tantas veces he hecho, sino en el cockpit, a la derecha del piloto, y siendo testigo preferencial de lo que sucede en «la cocina» de esta apasionante actividad que es la aviación.

Torre Moron

La torre de control de Morón, desde donde nos aprobarían el despegue por pista 20.

Todo comenzó unos días antes, cuando me llegó el celular un inesperado mensaje avisándome que el sábado a la tarde el avión estaba disponible. Era el mensaje que inconscientemente más anhelaba desde que surgió la posibilidad de hacer un vuelo de bautismo en el Cessna 150, y apenas lo recibí no dude ni un segundo en confirmar: no iba a perderme la oportunidad.

C-150 primer plano

El Charlie Mike India, el Cessna 150 por el que siempre tendré un cariño especial.

La cita quedó fijada para el sábado a las 16 horas, sujeta a las condiciones meteorológicas que por suerte terminaron siendo ideales. Algunos minutos antes de la hora pactada yo ya esperaba en la entrada a la Base Aérea de Morón, desde donde despegaríamos. Si bien estábamos en hora, aún faltaba un turno de vuelo más, así que nuestra partida se retrasó para las 17,30 hs, demora que el piloto aprovechó para sacar la carta de aeronavegación y darme algunas explicaciones rápidas sobre cómo establecer una ruta, cómo se subdivide el espacio aéreo y quién controla qué en el mismo.

B737 AR en Moron

En Morón uno encuentra reliquias, como este viejo B737 con livery retro de Aerolíneas Argentinas.

Establecida la ruta prevista hasta Chacabuco nos dispusimos a completar el plan de vuelo, en el que nuestro aeródromo de alternativa sería El Palomar, y luego lo fuimos a entregar a las autoridades del aeropuerto para su aprobación. Hecho esto, sólo quedaba esperar el regreso del avión, cuya demora condicionó nuestro viaje ya que debíamos volver con la luz del sol, antes del cierre del aeródromo, y terminó definiendo el cambio de destino: finalmente volaríamos a Mercedes.

Aviones Abandonados Moron

Otras reliquias las encontrás abandonadas en la plataforma, a un costado de la escuela de vuelo.

Ya con el LV-CMI en plataforma hicimos el chequeo externo donde se revisó paso a paso cada detalle del avión, desde el nivel de combustible, que en estos modelos debe controlarse visualmente aunque tengan instrumentos de medición, hasta que estén todas las tuercas de los trenes de aterrizaje, pasando por todo el fuselaje y el funcionamiento de los alerones. Una vez con la certeza de que todo en el exterior estaba en orden, entramos al cockpit que en el Cessna 150 es realmente pequeño, en especial por lo angosto, que me hizo saber que maniobrar con la reflex ahí arriba para tomar fotos iba a ser todo un desafío.

Cockpit C150

El cockpit del C-150 es muy pequeño, y al entrar te hace pensar en los asientos de la clase económica.

Finalmente el comandante Durli puso en marcha el motor y pidiendo la autorización pertinente a la torre comenzamos a rodar hacia la cabecera en uso mientras completábamos los check lists correspondientes.

Tablero de control

El tablero de comandos, que el comandante Durli se detuvo a explicarme en detalle.

En ese momento había bastante tráfico, por lo que tuvimos que esperar nuestro turno para depegar.

Espera en cabecera

Turno 5 para el despegue, en un día ideal para volar y con mucho movimiento en Morón.

El comandante definió las tres alternativas para abortar el despegue, dependiendo de si la falla del motor se daba en pista (cuyo largo nos sobraba para frenar en la misma en caso de emergencia), por debajo de los 500 pies o por encima de ellos; pero por suerte nada de eso ocurrió y luego de una breve carrera rotamos sin problemas, como se puede ver en este video:

En un primer tramo ascendimos hasta 1100 pies y pusimos proa hacia Moreno, desde donde saldríamos del área controlada a través del Corredor Visual 12, hasta llegar a Mercedes. Ya en el corredor, con una velocidad de algo más de 80 millas por hora y una altura crucero de 2000 pies, buscábamos el Aeroclub de General Rodriguez, para poder esquivarlo lejos y así evitar los aeroplanos experimentales que suelen operar allí sin radio, y el potencial peligro que estos pueden representar para el resto de los aviones.

Desde el aire

La ciudad de Morón vista desde el aire, mientras viramos hacia la derecha en pleno ascenso.

El vuelo fue muy calmo, con el sol de frente como único problema, por el que me tocó asistir al comandante y avisarle de cualquier aeronave que apareciera a la vista de mi lado del cockpit, pero salvo un tráfico que nos cruzó alejado, no tuvimos novedades hasta llegar a Mercedes. Esto ayudó a que hubiera tiempo para explicarme cómo hacer un viraje sin que el avión «derrape» en el aire, ya que yo pensaba que los pedales se utilizaban sólo para controlar la dirección durante el rodaje en tierra.

Aerodromo a la vista

La pista de césped del Aeroclub de Mercedes no es fácil de localizar, pero está ahí frente a nosotros.

Con Mercedes a la vista el tema se puso algo más intenso, cuando cruzamos la vertical para observar la dirección del viento a través de las mangas en los postes del aeródromo, y ya definida la cabecera en uso y disponiéndonos a realizar la aproximación, escuchamos por la radio una aeronave que notifica a la torre que está haciendo lo mismo que nosotros, pero sin que pudiéramos verla. El comandante intercambió algunos mensajes por la radio con el otro piloto hasta que pudo dar con su localización y ahora sí, con el otro avión a la vista, ajustó la maniobra de aterrizaje para dar tiempo a que el otro tocara tierra sin inconvenientes. El turno siguiente sería el nuestro, que aterrizaríamos de esta manera:

Así habíamos llegado al destino propuesto sin inconvenientes, disfrutando de un vuelo placentero y, por mi parte, emocionante por tratarse del primero. Hasta aquí, mi reporte sobre la ida; pero la verdad es que hay mucho para mostrar sobre el vuelo de regreso, los protocolos de seguridad, el aeroclub de Mercedes y más fotos. Pero como es demasiado para un sólo post, te espero el próximo miércoles para cerrar el 2015 con el último post sobre mi bautismo de vuelo.

6 comentarios en “Mi Bautismo de Vuelo I: Morón – Mercedes en Cessna 150

    1. Ahicito Autor

      Hola Marcelo!
      Lo hice en forma particular, con un amigo piloto que me invitó a subirme al avión en una de las salidas que hace para sumar horas de vuelo. En ese sentido soy un verdadero privilegiado…
      Igualmente hay varios lugares donde ofrecen vuelos de bautismo. Si me preguntás por un lugar, recién estuve en Ushuaia y volar ahí debe ser alucinante… Ojalá pronto puedas hacerlo, porque es una experiencia que lo vale!
      Abrazo y gracias por pasar!

      Me gusta

      Responder
  1. Mauricio

    Felicitaciones Adrián! Definitivamente el C150 es un avión muy angosto, se siente si vos (o tu pasajero) es un poco ancho jajaja. Seguramente nos hayamos cruzado porque yo ese dia volé a la misma hora con el -CQT. Volviendo con las ultimas horas del dia

    Me gusta

    Responder
    1. Ahicito Autor

      Gracias Mauricio! Me encantó la experiencia como pasajero, espero algún día poder tenerla en el otro asiento del cockpit jaja. Nosotros también volvimos a última hora, mañana sale el post sobre el regreso! Cuando te cruce espero reconocerte así te saludo…

      Me gusta

      Responder

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.