Durante la visita a bordo del buque museo ARA General Irigoyen sacamos cualquier cantidad de fotos. En el post de hoy te ofrecemos una selección para que puedas recorrer el barco en imágenes desde tu casa, casi como lo hizo Ahicito en San Pedro.
Al abordar el buque, así se ve la popa, con pabellón nacional al viento y el Paraná que se extiende por detrás.
Luego de haber pagado la entrada, el salvavidas te cierra el paso y te marca para qué lado comienza la recorrida.
Por el pasillo lo primero que se encuentra es la cocina, y luego se llega a la sala de audiovisuales. Por todas las paredes pueden verse fotos y diferentes textos y cuadros.
Uno de los cuadros nombra a los miembros de la última tripulación que navegó este navío.
En la pantalla de la sala de audiovisuales, el momento #avgeek de la excursión: un documental sobre la aviación naval argentina.
Y si miramos por la ventana, volvemos a la realidad de San Pedro en el exterior, aunque un tanto sucia…
El primer camarote del buque, casi apenas ingresando, está dedicado a la Virgen Stella Maris, la patrona de los navegantes.
Si seguimos introduciéndonos en el barco encontramos una escalera de esas que estamos acostumbrados a ver en las películas. Angostita como es, habrá que treparla con cuidado.
Y así llegamos a uno de los puntos importantes del buque: la sala de oficiales.
Que por supuesto tiene su respectivo bar, el cual, suponemos, en momentos de navegación estaría bien aprovisionado.
Las siguientes salas son temáticas, y están dedicadas una a la Guerra de Malvinas, y la otra a las expediciones antárticas.
La siguiente puerta nos da acceso a otro de los puntos importantes del buque…
El camarote del capitán además de ser mucho más amplio que el resto, está equipado con catre, escritorio y baño privado. (Nótese el detalle de la cortina de ducha con pescaditos, que no sabemos a qué capitán perteneció).
Además está decorado con el retrato de Don Matías de Irigoyen y de Quintana (en honor de quién el buque fue nombrado), y cuenta con la lista de tripulantes para tomarles el presente de una forma un tanto anticuada, pero seguramente efectiva.
La siguiente sala es por demás interesante: se trata de la de comunicaciones, con todo el equipamiento que se utilizaba en actividad.
Y como en todos los órdenes de la vida, en el buque también hay prioridades…
Avanzando hacia la proa del buque (es decir su parte delantera) llegamos a la sala de navegación, donde los pizarrones indican los detalles del clima, y donde seguramente se utilizaban las cartas de navegación para decidir el itinerario a seguir.
Hacia el otro lado, un momento clave: el puente de mando desde donde se guía el destino del ARA Irigoyen, y la gran pregunta: ¿Cómo harían los marineros para ver por esas ventanitas diminutas en un mar tormentoso?
El instrumental es algo interesantísimo y como tal merece fotos aparte…
En particular, el «acelerador»…
Y desde el puente de mando se tiene acceso a la cubierta exterior, en la que hay que manejarse con cuidado, y bajando las escaleras siempre de frente.
Desde allí se puede contemplar la artillería antiaérea con la que los norteamericanos combatieron a los aviones japoneses hace más de medio siglo atrás.
Y uno se puede subir a jugar, y a apuntar (en mi caso, con la cámara, por supuesto).
Intentando apuntarle a la luna, pero el giro del cañón no daba para tanto…
En cubierta, además, están bien preparados para el caso de que el fuego enemigo impacte en la estructura del buque. Estas mangueras, como cualquier otras, es mejor no tener que usarlas.
Ya en la cola del buque, así se ve el paisaje por el hueco del ancla.
Y volviendo hacia la proa, así se ve la costa a través de la polea.
De esta forma llegamos al final de la travesía. Es hora ya de levantar las amarras y seguir viaje hacia otro destino.
Te espero el martes que viene, con un nuevo post de Ahicito. ¡No faltes!