Como en toda ciudad capital, cuando uno llega a La Plata se hace obligatorio una vuelta por el centro cívico y la plaza principal, pero en este caso hay un edificio en particular que resalta por sobre todo lo demás. Con sus 7000 metros cuadrados y 112 de alto si consideramos las dos inmensas torres de la fachada, la Catedral de La Plata se alza imponente frente a la Plaza Moreno y ostenta el récord de ser el más grande templo neogótico de Sudamérica, e incluso uno de los más grandes del mundo, razón por la cual figura inscripta en los mármoles de la Basílica de San Pedro en Roma.
No hace falta que seas católico para disfrutar de esta visita. Basta tan sólo con querer apreciar la rebuscada y sobrecargada arquitectura del edificio, los relieves en sus paredes y columnas o las obras de arte que hay en su interior. Tanto por fuera como por dentro la catedral quita el aliento.
Luego de un fallido concurso internacional para su contrucción se le encomendó al ingeniero Pedro Beinot el desarrollo del proyecto para el templo. El en ese entonces Director de Obras Públicas de la ciudad se inspiró en las catedrales góticas de Amiens en Francia y de Köln en Alemania. Dos años después de la fundación de La Plata, el 30 de abril de 1884 se colocaría la piedra fundacional de la iglesia, cuya construcción comenzaría al año siguiente y finalizaría recién en 1999 cuando la Fundación Catedral tomara a su cargo la restauración del edificio y la construcción de las dos enormes torres que habían quedado inconclusas en 1932, año de su inauguración oficial.
Desde el exterior ya se la ve imponente con su fachada de ladrillos rojos a la vista, pero la sensación de estar parado al pie de la escalinata y mirar hacia arriba es difícil de explicar. Por sobre las paredes las imágenes religiosas se alzan por todos lados, algunas incluso de aspecto un tanto tenebroso.
Y el interior es algo que no defrauda. Las expectativas que te haya generado la vista exterior de la catedral se verán totalmente cumplidas una vez dentro. Los techos elevadísimos están decorados con relieves, lo mismo que las columnas. Y ni hablar de la cúpula del altar mayor con estatuas custodiándola alrededor, iluminadas por un tenue tono amarillento.
Es realmente difícil describir con palabras lo que te vas a encontrar en este lugar. Lo mejor es que vayas y lo conozcas vos mismo, pero si todavía no podés, o si ya fuiste y querés volver a verlo, te invito a pasar el jueves que viene por la galería de fotos de La Catedral de La Plata para ver todas las imágenes que no entraron en este post.
Mientras tanto, a modo de adelanto, te dejo este impresionante video de la catedral, captado desde un drone que la recorrió por dentro.
Si te gustaron las imágenes, no faltes el jueves!