Hoy en día Puerto Madero es el barrio más joven y exclusivo de la Ciudad de Buenos Aires; pero esto no siempre fue así. De hecho su destino originalmente planeado dista mucho de esto, ya que, como su mismo nombre lo indica, esta zona de la ciudad se había planificado para funcionar como puerto.
Hasta la década del 1880 Buenos Aires había sido una ciudad sin puerto donde las embarcaciones fondeaban en la zona del Riachuelo sin mayor infraestructura. Fue para ese entonces que se decidió dotarla de un puerto como la gente, para lo cual se presentaron dos proyectos: el primero, de parte del ingeniero Luis Huergo, preveía la construcción de dársenas abiertas hacia el río con la posibilidad de ser ampliadas, mientras que el otro, presentado por el comerciante Eduardo Madero, resultó el elegido por el Congreso, y así es como hoy tenemos esta zona caracterizada por la serie de diques cerrados que se conectan entre sí.
La limitación obvia del proyecto ganador es el tamaño de los buques, y en apenas unos años esto se hizo evidente a ojos de cualquiera: como le está pasando ahora al Canal de Panamá, los nuevos buques de mayor tamaño no entraban en los diques cerrados. La única pequeña diferencia entre ambos proyectos es que el de Madero quedó obsoleto ya al momento de comenzar a funcionar mientras que el proyecto centroamericano funcionó durante 100 años y hoy se lo está ampliando para que siga vigente otros tantos más.
Volviendo al día de hoy, la ciudad tiene su puerto basado en el proyecto original de Huergo, pero a Madero no le fue tan mal, ya que hace algunas décadas atrás esa zona abandonada comenzó a recuperarse para pasar a convertirse en el barrio que hoy lleva su nombre. De hecho, Puerto Madero es mucho más conocido que la Av. Ing. Huergo…
Sus calles son muy tranquilas y merecen ser recorridas tanto por turistas como por porteños. Al principio el proyecto de recuperación se basó en la construcción de un polo gastronómico de alta categoría, que es lo que hoy podés apreciar sobre la Av. Alicia Moreau de Justo, pero luego también se fueron agregando edificios de oficinas, y más actualmente, una zona residencial.
Caminar por los docks es una salida ideal para el fin de semana, que se disfruta tanto de día como de noche. La zona está llena también de bares donde uno puede parar y tomar algo, y si se te hace la hora de la cena por supuesto tenes una variedad de restaurantes para elegir, aunque en general, gozan de una escala de precios medio alta, que no los hace aptos para una visita diaria del común de los bolsillos.
Una característica distintiva de Puerto Madero es que todas sus calles homenajean a mujeres ilustres llevando sus nombres, cosa que no pasa en ningún otro lugar de la ciudad. También característico es el retrato de los edificios de ladrillos rojos, surcados por las grúas en desuso, y con el Puente de la Mujer de fondo.
Si uno se interna en el barrio descubre que hay mucho verde, parques y plazoletas muy bien cuidados donde incluso cada fin de semana y feriado se monta una importante feria de artesanos. Otra singularidad son los bebederos apostados en las plazoletas donde podés refrescarte o, incluso, pegarle una ducha al perro…
Un poco más allá, en la intersección de Achával Rodriguez y Peñaloza, se encuentra la famosa (y controvertida para su tiempo) Fuente de las Nereidas, esculpida por la artista argentina Lola Mora, e inaugurada en 1903. Esculpida en mármol de carrara, la fuente fue pensada originalmente para instalarse en la Plaza de Mayo, pero por habérsela considerado indecorosa nunca estuvo allí, y terminó en esta pintoresca esquina de Puerto Madero.
Caminando por allí uno se cruza también con la escultura del gran Juan Manuel Fangio, el cinco veces campeón mundial de Fórmula 1, y uno de los grandes deportistas argentinos de todos los tiempos, que aparece al costado de su célebre Flecha de Plata, estratégicamente ubicado frente al concesionario de Mercedes Benz (qué otro lugar para esta escultura, no?)
Volviendo hacia los docks, a metros del Puente de la Mujer y casi sobre el edificio de la Aduana Central, está amarrada la Fragata Sarmiento, antiguo buque escuela de la Armada Argentina, hoy convertido en museo. El subir a bordo quedó pendiente en esta oportunidad, pero seguro pronto motivará un post en particular.
En los días de verano, por Puerto Madero suele correr una brisa de viento que baja la temperatura por sobre la del resto de la ciudad, y lo hace ideal para disfrutar de una caminata al anochecer, disfrutando de las luces reflejándose en el agua y la tranquilidad del río.
Cuando estés por Buenos Aires, no te lo podés perder.