Consejos para elegir dónde comer en Carlos Keen

Como te conté en este post que podés leer haciendo click aquí el pueblo de Carlos Keen se especializó en el turismo gastronómico y hoy es una muy buena opción para hacer un día de campo incluyendo una buena comida.

Ahora, son tantas las opciones que se presentan, que seguramente será difícil elegir una. Como primer consejo cabe destacar que en días lindos el pueblo suele llenarse de porteños que se escapan del cemento y la ciudad, así que si uno ya tiene decidido el local en el que va a almorzar no es mala idea hacer la reserva telefónica con anticipación (que puede ser el mismo día por la mañana) y así evitar una probable larga espera.

En cambio si uno va sin destino fijo, ya en la ruta de ingreso al pueblo irán apareciendo lugareños ofreciendo alternativas y repartiendo volantes. Después de un rato de dar vueltas haciendo consultas, uno se da cuenta de que casi todos los lugares ofrecen opciones parecidas: tenedor libre (generalmente de parrilla) con alguna bebida incluida y que rondan los $200 por cabeza. Entonces ¿cómo elegir alguno?

Bueno, hasta que encuentres un lugar que te guste tendrás que probar suerte, como en cualquier otro lado. Pero lo que sí está claro es que hay dos grandes categorías: los locales que están alrededor de la estación, que para atraer gente suelen tener precios en apariencia más baratos (pero tampoco con grandes diferencias); y las estancias cuyo valor agregado es pasar un día de campo, incluso con opción a comer a orillas del río. Algo a tener en cuenta es que si elegís esta última opción, seguramente te pases el día en la estancia; en cambio los restaurantes cercanos a la estación son ideales para los que quieren darse una vuelta por la feria después de comer.

A continuación, algunos consejos a tener en cuenta a la hora de elegir un lugar, que por supuesto no son exclusivos de los restaurantes de Keen sino que se pueden ajustar a la elección de cualquier local en cualquier lugar.

Preguntá y Repreguntá.

Casi todos los locales tienen alguien repartiendo folletos en la calle. No te quedes solamente con el papel porque a la hora de comparar te van a faltar datos. Preguntá todo lo que quieras saber, y específicamente cómo se compone el menú, el precio por persona y qué incluye y qué va aparte.

Una vez en el lugar, y hasta sentado en la mesa, nunca está demás reconfirmar todo lo que te ofrecieron en la calle y los puntos por los que te decidiste por ese lugar. No sería la primera vez que, con tal de engancharte, te ofrecen algo que después a la hora de pagar la cuenta no era tan como lo pintaban. Pero el que te lo ofreció (y te engañó) no está ahí, así que ¿a quién vas a reclamarle? En cambio si ya comprometés al mozo va a ser mucho más difícil que después pueda desdecirse en tu propia cara.

Las muy buenas entradas son engañosas.

No es por mala fe, sino que obviamente es parte del negocio, pero la realidad es que seguramente te encuentres con lugares que te ofrecen entradas espectaculares, muy completas y realmente deliciosas. ¡Y de verdad lo son! El problema es que de tan completas suelen ser contundentes. Y después de semejante entrada apenas si te entra el plato de carne o pasta. Ni hablar de aprovechar el «modo tenedor libre» y repetir. Entonces la entrada puede ser la mejor del mundo pero convengamos una cosa: si vos querías ir a comer una buena picada no ibas a ir a Carlos Keen. Te fuiste hasta ahí por una parrillada de antología y si antes de empezarla ya estás lleno no lo vas a disfrutar.

En todo caso, siempre podés elegir un lugar por lo poderoso y rico de la entrada que te ofrece, pero que esa sea una elección tuya y a consciencia, cuestión que luego no te recrimines por no haber podido probar el cerdo simplemente por el hecho de que no te entraba bocado.

Mirá las mesas de afuera antes de sentarte.

Una tranquila pasada por la vereda mirando las mesas que están fuera (ya que mirar hacia adentro del local es más complicado) nunca está de más cuando se trata de un tenedor libre. Hay que buscar señales inequívocas, como por ejemplo la forma en que sirven la parrillada. No es ningún secreto que para mantener la carne caliente en todo momento durante la comida se debe usar un brasero. Si ves que la parrillada la están sirviendo en una bandeja simple tal como la que usan para las papas fritas, eso tenés que tomarlo en cuenta. O bien vas a terminar comiendo la carne fría, o bien le pedís al mozo que te la caliente un poco. Así que, si me van a ofrecer parrilla, ¡por favor me la traen en brasero!

Mirá las mesas de al lado.

Al momento de elegir el plato no está mal mirar disimuladamente lo que presentan las mesas de alrededor que ya están comiendo. Una situación para lo que esto es muy práctico es la elección de la bebida. Normalmente, los menúes incluyen una bebida cada dos personas, donde por ejemplo podés elegir entre una gaseosa de 1,5 litros o una jarra de vino de la casa. Está claro que al asado se lo acompaña con vino, y los llamados «de la casa» no son gran cosa pero tampoco suelen ser malos, así que para acompañar puede andar. La pregunta es, ¿a qué le llaman jarra en este lugar? Si alguien en el salón tomó esa opción la jarra estará ahí arriba de la mesa dándote información relevante, al menos en cuanto a capacidad. Por lo menos para mí, no sería la primera vez que eligiera la gaseosa grande porque lo que ellos llaman «jarra» para mi en realidad se parece más a un «pocillo». En tal caso, para mí, es mejor optar por la gaseosa y en todo caso pagar una botella de buen vino aparte.

Si el mozo duda, andá por lo seguro.

El razonamiento no es muy complejo: no es buena señal que el mozo dude cuando le consultamos algo básico. ¿Es abundante la parrillada? ¿Tal plato es como para compartir? Si la respuesta arranca con un prolongado «ehhhh….» o si es muy compleja y da muchas vueltas, lo más probable es que en realidad sea un «no» que no se anima o no puede decirnos. Antes de quedarse con hambre o sed, o terminar gastando más de lo pensado por tener que pedir un refuerzo extra, es mejor pedir otra cosa.

Por supuesto que seguramente haya muchas otras cosas que se puedan, o incluso deban, tomar en cuenta al momento de elegir dónde comer. Son bienvenidos los comentarios ampliando el post o ilustrándolo con experiencias personales.

Próximamente les estaré dejando mis impresiones personales sobre lugares que he probado yo mismo para que tengan más información sobre los mismos y puedan tener una guía para decidir si es donde quieren almorzar o no.

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